El tapón del Darién, para muchos, es la frontera final, debido a lo difícil que es atravesarla para los migrantes que se arriesgan en busca de un sueño por un mejor futuro. Las complicadas situaciones que viven aquellos que intentan cruzar, son aún peores para los niños migrantes. Muchos de ellos son abandonados, ya sea por el fallecimiento de sus padres o porque sus familias no pueden continuar acompañándoles. En algunas ocasiones, son utilizados por adultos como «pasaporte humano» para recibir ayuda y facilitar su propio cruce.
Descripción:
Niños abandonados a los riesgos de la selva, a los merodeadores, a los coyotes y a las inclemencias del clima. Cada biberón representa a un niño que no regresará.
El peluche simboliza ese abrazo de amor que ya no tendrán, mientras que el consuelo, representa el amor de su familia que lamentablemente han perdido.
Desesperanza, tristeza e inseguridad cambian la vida de cada niño y les dejan un futuro incierto, a todas luces injusto, arrebatándoles su inocencia y, a veces, sus derechos más básicos.